Los Gigantes de Carolina han comenzado la temporada 2025 del Baloncesto Superior Nacional con dos derrotas consecutivas, aunque distintas en narrativa, comparten un mismo denominador: la incapacidad de frenar al rival. Tras caer 106-89 ante los Mets de Guaynabo y luego sufrir una segunda derrota por idéntico marcador 106-89 por los Atléticos de San Germán, Carolina se ubica con marca de 0-2, exhibiendo un ataque capaz de producir ofensiva balanceada y de alto ritmo pero con alarmantes deficiencias defensivas que deben ser corregidas de inmediato.
A nivel colectivo, el equipo anota 89.0
puntos por juego, con una efectividad respetable de 46% en tiros de
campo, y un 35% en triples (9.5 por juego), lo que lo ubica entre
los equipos más productivos ofensivamente en lo que va de torneo. También han
sido muy certeros desde la línea de tiros libres con un 78% de efectividad,
lo cual es vital en una liga donde los partidos cerrados son frecuentes. Sin
embargo, reciben más cantidad de puntos de los que anotan, permitiendo 106
puntos por encuentro, lo que resalta un grave problema en la contención
defensiva y en el esfuerzo colectivo sin balón. Además, el equipo promedia
apenas 27 rebotes por juego (6.5 ofensivos), y ha sido superado
físicamente en la pintura.
Más allá de los números, hay patrones claros:
Carolina permite demasiadas canastas fáciles en transición, pierde las batallas
en la pintura y no ofrece resistencia sostenida en el uno contra uno. El
promedio de apenas 27.0 rebotes por juego (solo 6.5 ofensivos) es una
señal crítica de que el equipo está siendo dominado físicamente en los
tableros. Esto ha impedido establecer ritmo, proteger su aro y evitar segundas
oportunidades del rival. Además, el bajo promedio de rebotes impide ejecutar
contragolpes y establecer el juego en movimiento que tanto beneficia a sus
principales anotadores. Para competir en un torneo donde cada posesión cuenta,
los Gigantes deben defender con mayor intención, asegurar el rebote defensivo y
reducir las pérdidas no forzadas.
El jugador más destacado del equipo en este
inicio ha sido Kristian Doolittle, quien está teniendo un rendimiento de
calibre estelar con 21.0 puntos por partido, un 61% en tiros de campo y
67% en triples, además de 7.5 rebotes y 4.5 asistencias. Doolittle ha
sido eficiente, versátil y comprometido en ambos lados del tabloncillo, aunque
necesita más respaldo defensivo colectivo para que su esfuerzo se traduzca en
victorias. El refuerzo ha sido la chispa ofensiva más confiable del equipo, su
capacidad de anotar desde el perímetro, atacar el aro y asistir desde el poste
alto lo convierten en uno de los jugadores más valiosos de este arranque de
temporada.
También sobresale Kobi Simmons, quien ha
asumido un rol protagónico en la ofensiva 19.0 puntos por juego con un
50% en tiros de campo y 36% en triples. Aunque su volumen ofensivo es alto (15
intentos por juego), ha sido relativamente eficiente y ha demostrado capacidad
para anotar desde distintas zonas. No obstante, su rendimiento no ha estado
exento de altibajos, sus 3.5 pérdidas por partido y su bajo +/- indican
que necesita mejorar su impacto global en el juego. Su presencia defensiva ha
sido limitada, aun así, su habilidad para anotar desde distintas zonas lo hace
una pieza esencial en el sistema ofensivo de Carolina.
En el perímetro, Jesus Cruz ha sido una
buena sorpresa, con 9.5 puntos por juego y 82% en tiros libres, aunque
aún no se establece como amenaza exterior. Isaac Sosa, uno de los
mejores tiradores del país, ha tenido un arranque discreto, con solo 8.5
puntos por juego y 25% en triples, aunque ha sido perfecto desde la línea
de libres (4/4). James Michael Scott, por su parte, ha sido irregular,
con 9.0 puntos y 38% en tiros de campo, pero ha contribuido con su tiro
exterior (3.0 triples por juego al 50%). Si Sosa encuentra su ritmo, Carolina
puede añadir una nueva dimensión peligrosa a su ataque.
Otros jugadores como Evander Ortiz (2.5 PTS,
17% FG), David Huertas (2.0 PTS, 22% FG) y Alexander Franklin (3.0 PTS,
30% FG) han tenido un inicio frío y poco efectivo, lo que reduce la
profundidad real del perímetro, entre los tres suman apenas 7.5 puntos por
juego y un bajo porcentaje de campo. Estas son piezas que, por experiencia o
perfil, se espera que aporten más en una rotación de alto nivel. El armador K.J.
Maura ha tenido poco tiempo en cancha, mientras que Kenneth Rodríguez
y J.J. Romer han aportado mínimamente en minutos limitados. En el juego
interior, Julian Torres ha sido sólido en eficiencia (62% FG), pero con
apenas 5.0 puntos y poco impacto reboteador. Su presencia en la pintura no ha
sido suficiente para contrarrestar la producción ofensiva rival. El veterano Kleon
Penn, Carlos A. Colón y Tory San Antonio han visto acción
mínima, sin incidencia en el juego lo que deja en evidencia que la banca aún no
tiene una identidad definida ni una rotación confiable más allá del núcleo
principal.
Colectivamente, los Gigantes deben trabajar con
urgencia en su sistema defensivo. La falta de ayuda, cobertura en el perímetro
y rotaciones efectivas está permitiendo demasiadas canastas fáciles. A pesar de
tener buenos tiradores y creadores, el desequilibrio entre ataque y defensa los
ha convertido en un equipo vulnerable ante rivales que pueden capitalizar en
transición o en juego interior.
En términos tácticos, Carolina juega a un ritmo
acelerado, pero carece de balance. El equipo es capaz de generar tiros abiertos
gracias a una ofensiva fluida, pero si no logra detener la sangría defensiva,
las estadísticas positivas seguirán sin reflejarse en el marcador. La
transición defensiva es lenta, los rebotes son escasos, y los ajustes en la
mitad de cancha son insuficientes ante ataques bien estructurados. El equipo
promedia 15.5 asistencias y 8.5 pérdidas, pero la fluidez ofensiva se
estanca cuando dependen demasiado de las individualidades. Con jugadores como
Doolittle y Simmons en ritmo, la prioridad debe ser construir desde la defensa
y fortalecer la cohesión ofensiva. El talento está ahí, pero si Carolina quiere
revertir su situación, necesita dar un paso adelante en intensidad, balance y
ejecución táctica. Con rivales exigentes por venir, los Gigantes deben ajustar
rápido si quieren competir en una temporada donde el margen de error es mínimo.
El talento ofensivo está presente. Con
Doolittle y Simmons como pilares, y jugadores como Sosa y Cruz en roles
secundarios, Carolina puede ser un equipo incómodo para cualquier rival. Pero
para salir del sótano, deberán encontrar urgencia en la defensa y disciplina en
la ejecución. La temporada apenas comienza, pero si no se revierte la
tendencia, los partidos se les seguirán escapando, sin importar cuántos puntos
anoten.
Por:JOSEAN RAMOS
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