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Foto: bsnpr.com |
“El Monstruo Anaranjado”, así fue bautizada por sus adversarios hace un tiempo atrás la fanaticada del equipo de San Germán. Debido a la escasez de éxito en las pasadas temporadas de una de las franquicias más viejas del Baloncesto Superior Nacional, ese título dejo de tener el mismo significado, convirtiéndose así, en un nombre más para llamar al quinteto.
Este año
parecía ser el final de tan importante franquicia en el BSN y se sentía un
ambiente de tristeza en cada parte de la ciudad fundadora de pueblos. La
incertidumbre de qué pasaría con el equipo inundaba la mente de cada fanático
atlético y mientras más se acercaba la temporada menos esperanza se tenía de
volver a prender las luces de la casa de Arquelio. En ese preciso momento donde
se perdían las esperanzas, la liga no permitió la caída del quinteto anaranjado
y negro asegurando una temporada más. Allí fue cuando apareció la figura del
Sr. Carlos Carrero y Wilhelmus Caanen quienes aceptaron estar al mando de los
Atléticos para esta temporada.
Inicialmente
algunos fanáticos pensaban que el equipo solo participaría en la temporada como
un equipo del montón y poco competitivo, ya que los problemas económicos por
los que pasaba San Germán sembraban duda sobre cuál sería el pensamiento de la
liga con el quinteto. Para la sorpresa de muchos, al comenzar la temporada
tanto Carrero como Caanen nos demostraron que venían a competir y luchar por la
clasificación.
Los primeros
doce partidos de San Germán fueron duros y cayeron en nueve de ellos. Récord
que los puso en el fondo de la tabla de posiciones alejándolos de la meta.
Luego de esto se realizaron cambios enviando a Ismael Romero, Benito Santiago
Jr. y Yudniel Pérez a las filas de los Vaqueros de Bayamón para recibir los
servicios de Alexander Franklin, Tyler Polo y Paul Graham. Tenemos que destacar
que este cambio fue fuertemente criticado por gran parte de la fanaticada y
compañeros periodistas, llegando a decir que la gerencia de San Germán había
entregado la temporada ya que según ellos, los Atléticos salían perdiendo en el
cambio. El tiempo habló por si solo demostrando que el cambio fue uno muy
acertado. Otro cambio realizado por el equipo fue un cambio de refuerzo
trayendo a sus filas a Devin Ebanks quien ya tenía experiencia en la liga. Fue
entonces donde San Germán demostró que es uno de los mejores equipos de la liga
y que puede jugar de tú a tú con cualquier equipo. Gary Browne tomo la batuta
del quinteto demostrando todo su potencial al igual que lo hizo Carlos “Yao”
López quien subió su nivel de juego para llevar a San Germán a 8 victorias
consecutivas que le dieron la oportunidad al monstruo anaranjado de meterse
entre los mejores ocho equipos de la liga para pasar a los cuartos de final.
Poco a poco,
partido tras partido, el esfuerzo y calidad del quinteto atlético no pasó
desapercibido por su fanaticada. Los muchachos junto a Caanen y su cuerpo
técnico fueron sembrando de nuevo ese sentimiento por ser atlético en cada uno
de los fanáticos. Los que con decepción se ausentaban a los partidos, comenzaron
a regresar para apoyar estos muchachos. Hasta el que no sabía mucho de
baloncesto sacaba de su tiempo para ir a verlos. En cada colmado, barra,
panadería o negocio de cualquier tipo, el tema era lo bien que estaban jugando
esos muchachos, contagiando a todos con la fiebre anaranjada. La humildad de
este equipo fue entrando en los corazones de cada fanático devolviendo
esperanzas de que un nuevo capítulo en la historia de esta franquicia se
comenzó a escribir.
La
temporada culminó luego de 7 emocionantes partidos de cuartos de final dónde el
jóven equipo dio el todo por el pueblo que representaban y aunque no pudieron
pasar a las semi finales demostraron su coraje en la cancha. Aún perdiendo,
este año este equipo logró algo que ninguna otra representación había logrado
en los últimos años y es volver a darle significado al título del “Monstruo
Anaranjado”. El Monstruo volvió a levantarse, esa fanaticada que había estado
dormida demostró él porqué son la mejor fanaticada del Baloncesto Superior
Nacional donde en cada partido era más la gente que se unía para gritar, reír y
llorar sin importar otra cosa que no fuera su equipo.
La última
prueba de que ese Monstruo Anaranjado volvió a la vida, fueron las 8 guaguas
llenadas a capacidad camino a ese séptimo juego en la Guarida de los Piratas
donde a pesar de la derrota, se quedaron de pie haciendo sus cánticos y
agradeciendo a sus jugadores por dar el máximo en la cancha. Acto que fue
alabado por su rival fanaticada de los Piratas de Quebradillas, quienes luego
del partido manifestaron sus respetos y admiración en las redes sociales por su
fidelidad.
Señores de esta
forma el Monstruo vuelve con más fuerza y con las garras afiladas para devorar
la competencia la próxima temporada.
Por: JOSEAN RAMOS
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