Los Mets de Guaynabo han sido, sin discusión,
uno de los equipos más impresionantes en este inicio de la temporada 2025 del
Baloncesto Superior Nacional. Con marca perfecta de 3-0, los dirigidos
por J.J Barea han combinado ofensiva, versatilidad y profundidad en todas las
posiciones para colocarse rápidamente entre los favoritos del torneo. Con
triunfos sobre los Atléticos de San Germán (81-80), los Gigantes de Carolina
(106-89) y los Osos de Manatí (105-99), Guaynabo ha demostrado que no solo puede
anotar a voluntad, sino también adaptarse a distintos estilos de juego y cerrar
partidos con sangre fría. Con tres partidos, tres victorias envían un mensaje
claro: los Mets de Guaynabo llegaron con una buena ofensiva y una
identidad colectiva bien definida. Su arranque invicto no es casualidad.
El desempeño colectivo del equipo es notable.
Guaynabo promedia 97.3 puntos por partido, con un altísimo 50% en
tiros de campo y 32% en triples (8.7 por juego), complementado por
un sólido 78% desde la línea de libres. Anotan más que cualquier otro
equipo, reparten 22.7 asistencias, y solo cometen 11 pérdidas, lo que
refleja ejecución ofensiva de alto nivel y toma de decisiones disciplinada.
Además, capturan 36 rebotes por juego y acumulan 8.7 robos, lo que complementa
su ataque con transición efectiva. Pero más allá de anotar, lo hacen con
eficiencia, estilo y sin depender de un solo jugador.
El motor ofensivo del equipo ha sido, sin lugar
a dudas, el cubano Ysmael Romero, quien atraviesa uno de sus mejores
momentos establecido como una fuerza en la pintura difícil de contener.
Promedia 20.0 puntos, 13.3 rebotes y 66% en tiros de campo, siendo una
presencia constante en la pintura y una pesadilla para cualquier defensor en el
juego. Su capacidad para sellar, finalizar en el pick and roll y pelear por
segundas oportunidades ha sido fundamental. Aunque su tiro libre ha sido
inconsistente (45%), su impacto en la cancha no tiene discusión. Romero está
haciendo estragos con su energía inagotable y su habilidad para correr la
cancha. Además, promedia 2 robos por juego. Su presencia permite a Guaynabo
atacar desde adentro hacia afuera, y ha sido un complemento perfecto para el
perímetro cargado de talento que rodea la plantilla.
Junto a Romero, la ofensiva de Guaynabo fluye a
través de una artillería perimetral encabezada por Bryce Cotton. El
armador con experiencia en la NBL y Euroliga ha sido letal con 17.3 puntos
por juego, 3.0 triples por encuentro y 39% desde el perímetro, además de
lanzar 100% en tiros libres. Con 6.0 asistencias por juego, Cotton ha
encontrado un balance perfecto entre crear para sí mismo y para los demás. Su
visión de cancha y control del tempo elevan al equipo a otro nivel. Cotton
comanda la ofensiva con visión, confianza y agresividad. Su capacidad para
controlar el tempo y crear desequilibrios ha sido vital en los momentos
cerrados.
En el backcourt, Jaysean Paige ha sido
otro foco de anotación. Aporta 16.3 puntos por juego con 47% en tiros de
campo, aunque su porcentaje desde la línea de tres (22%) puede mejorar. Su
agresividad, habilidad para atacar
el aro, manejo de balón
y lectura en penetraciones lo hacen un jugador muy difícil de defender uno
contra uno. Además, es el líder del equipo en robos (2.3 por juego),
demostrando compromiso también en el costado defensivo.
En la posición de ala-pívot, el ex NBA, Derrick
Williams ha sido confiable. Aporta 14.0 puntos y 4.0 rebotes, gran
eficiencia en el poste y desde la línea de libres (100%). Su experiencia de NBA
le da al equipo una estabilidad que se nota especialmente en los minutos importantes.
Su versatilidad como ala-pívot y su experiencia internacional añaden otra capa
de amenaza a este equipo. Aunque su triple aún no ha caído con frecuencia
(18%), su juego físico y lectura en cortes sin balón han sido productivos.
Desde el banco, Brandon Boyd ha sido una
de las grandes sorpresas positivas para el equipo. Aporta 11.3 puntos,
con un asombroso 54% en triples y 100% en tiros libres,
cumpliendo su rol ofensivo con eficiencia y claridad. Su eficiencia en bajo
volumen y su ejecución precisa lo convierten en uno de los jugadores más
productivos por minuto en toda la liga. Boyd castiga cualquier desbalance sin
necesidad de mucho volumen, demostrando que es uno de los mejores tiradores de
rol en el torneo hasta ahora.
En cuanto al banco, William Douglas ha
tenido su impacto con 8.3 puntos, 56% de campo y defensa sólida, agresividad
y efectividad como alero de rotación. Mientras Matthew Lee se adapta aún
a su nuevo rol tras su llegada desde Mayagüez con un inicio discreto (3.0
puntos, 33% FG), pero con minutos valiosos como suplente. Jugadores como Emmanuel
Andújar y Gilberto Clavell han sumado en roles secundarios, mientras
que Khary Mauras y los más jóvenes como Carlos Lugo y José
Román Angueira han visto acción limitada.
Guaynabo es un equipo con ofensiva fluida,
construida sobre spacing, movimiento constante y lectura de juego. Su capacidad
para abrir la cancha y correr en transición lo hacen uno de los conjuntos más
completos ofensivamente con pocas pérdidas y asistencias. Cotton y Paige
constantemente alternan el rol de generador principal, mientras Romero y
Williams sirven como ejes desde el pick and roll o pick and pop.
En defensa, no son elite aún, pero muestran
consistencia. Su promedio de 8.7 robos por juego y 1.7 bloqueos indica
esfuerzo colectivo, aunque su sistema defensivo aún puede fortalecerse frente a
equipos más físicos. No obstante, han sabido compensar con eficiencia ofensiva
y ejecución en los cierres. Más allá de los números, lo que más impresiona de
Guaynabo es la coherencia. Cada jugador entiende su rol. Hay química,
comunicación y energía. Y lo más importante, cierran bien los partidos. Si los
Mets logran mantener la salud de sus estrellas, siguen construyendo sobre esta
base defensiva y elevan un poco más su consistencia perimetral, no solo se
proyectan como candidatos a playoffs.
Guaynabo ha comenzado la temporada con fuerza,
profundidad, ejecución y una ofensiva capaz de colapsar cualquier defensa. El
reto estará en mantener la salud de sus figuras clave, elevar su consistencia
defensiva y mantener la química que hasta ahora parece fluir de manera natural.
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